Un tema infravalorado y dejado de lado por la mayoría es la desvalorización de la palabra de las personas mayores. Este aspecto, presente en el cuento “El Bagrecito”, está tan normalizado que muchas veces no se percibe como un problema, pero sí lo es: al ignorar la voz de los adultos mayores, también se está perdiendo una fuente importante de sabiduría que puede ayudar a las nuevas generaciones a prevenir errores y afrontar mejor los retos de la vida. En el cuento el autor introduce a una figura muy significativa: “Un viejo bagre, de barbas muy largas, decía con su voz ronca en el penumbroso remanso del riachuelito: ‘Yo conozco el mar. Cuando era joven he viajado a él, y he vuelto.” (Izquierda, El Bagrecico, 1965, p.7). Este representa a los adultos mayores como portadores de experiencia real y valiosa. El viejo bagre, al compartir lo que vivió, se convierte en una figura de guía, de inspiración y de advertencia. Sin su presencia probablemente el bagrecico nunca se hubiera atrevido a iniciar su viaje, o lo habría hecho sin la mínima preparación. Esta escena del cuento refleja lo que sucede en nuestra sociedad, muchas veces la sabiduría de los mayores puede abrir caminos, motivar decisiones y prevenir sufrimientos innecesarios. Sin embargo, a pesar de este valor, los jóvenes tienden a ignorar lo que los mayores tienen para decirles. Así lo expresa el mismo autor cuando afirma: “La juventud ignora los consejos porque cree que no los necesita, pero el anciano ha tropezado donde el joven aún no ha caminado” (Izquierda, El Bagrecico, 1965, p. 12). Esta frase complementa el sentido de la cita anterior: no basta con que exista una figura sabia, también es necesario que se le escuche. Los adultos mayores ya han atravesado muchos de los caminos que los jóvenes apenas están comenzando a explorar, y sus advertencias o enseñanzas pueden ayudarnos a evitar errores o al menos a prepararnos mejor para enfrentarlos.
Hoy en día, muchos jóvenes creen que los mayores ya no comprenden el presente, que sus experiencias quedaron en el pasado y no se aplican al mundo actual, pero eso no es del todo cierto, aunque el contexto cambie, muchos de los desafíos fundamentales cómo el miedo, el amor, el fracaso, la independencia, el riesgo, siguen siendo los mismos. Por eso, la experiencia de los mayores no solo debe verse como un acto de respeto, sino como una herramienta útil para tomar decisiones más sabias. En el cuento, gracias a los consejos del viejo bagre, el protagonista logra regresar a casa, habiendo cumplido su objetivo y aprendido en el camino. ¿Estamos perdiendo el valor de la experiencia en nuestra sociedad al no escuchar a los adultos mayores? ¿Cuántas oportunidades y aprendizajes dejamos pasar por no prestar atención a quienes ya recorrieron el camino antes que nosotros? Escuchar a los mayores puede ser la diferencia entre tropezar o avanzar con mayor seguridad. Aprender de sus errores y triunfos no solo honra su historia, sino que fortalece la nuestra.
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